Carl Hiaasen -Strip Tease. Sí, ya sé, al ver la tapa ya habrán sacado crucifijos, ristras de ajos y balas de plata, además de preguntarse por mi salud mental. Los entiendo, yo dudé bastante en comprarlo y me daba cosita leerlo en público. Pero, bueno, este es uno de esos casos en que los prejuicios demuestran estar bien equivocados, porque es una muy buena novela. Como no ví la película no sé cuán fielmente la habrán reproducido, pero puedo deducir que muy mal (lo que es un buen signo), ya que es imposible que hayan construído algo taquillero si respetaban a Hiaasen, un tipo con una ironía corrosiva como pocas. El tema, como es costumbre en sus novelas, es la corrupción política del estado de Florida (EE.UU.), en este caso el congresista David Dilbeck, un tarado sexópata que no controla sus impulsos y que depende del lobbysta Moldowsky para zafar del escándalo y conservar su puesto. Una serie de malentendidos van cruzando a este par de inescrupulosos con la stripper Erin (es decir, con Demi Moore) y toda la fauna del Eager Beaver, se arma una trama descabellada y totalmente pantagruélica que, afortunadamente, tiene un final feliz (por lo menos para los "buenos" de la novela). La traducción es bastante floja, así que si lo quieren leer en el idioma original, aquí va el link.
Y ya que se animaron a leer en inglés, prueben con Sick Puppy, que a mi entender es muchísimo mejor, más divertida y con personajes más interesantes. Twilly Spree es un muchacho con un profundo sentido ecologista y cuya meta en la vida es lograr que todo el mundo aprenda la lección de conservar el medio ambiente. Claro, como no controla bien su furia, generalmente termina haciendo uso de la violencia para lograrlo. Y por otro lado está Palmer Stoat, un lobbysta desagradable, soberbio y que recuerda a muchos conocidos personajes de la política vernácula (de cualquier política vernácula, lacras así existen en todo el mundo). El destino (y Hiaasen) los cruza en una ruta, cuando Twilly ve a Stoat tirando un envoltorio de hamburguesa por la ventanilla de su auto y decide darle una lección. El problema es que Stoat simplemente no entiende, es tal su engreimiento y su vanidad que todos los "mensajes" que Twilly le manda le resbalan. Encima, Stoat está implicado en un negociado inmobiliario que va a producir una pequeña catástrofe ecológica. Así que la cosa va in crescendo, se suman otros personajes igualmente delirantes y desagradables del estado de Florida, nuevamente se arma el zafarrancho y el despropósito y todos pasamos un rato espectacularmente divertido con un autor que pervirtió las reglas del thriller político y bestselleroso llenándolo de ironía, absurdo y sátira cruel.

Saurio